Desde la redacción
El clima escolar es uno de los factores que más influyen en el logro académico de los estudiantes¹; es decir, en su capacidad para hacerse de los aprendizajes competentes a sus grados. Tal influencia puede ser positiva o negativa e incide, en ambos casos, en el rendimiento de las alumnas y alumnos, así como en su bienestar y autoestima², entre muchas otras cosas. De hecho, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2019), un clima escolar favorable puede incluso mitigar el efecto negativo que ejerce el contexto socioeconómico de los estudiantes en su logro académico.³ Por si fuera poco, también los docentes se ven favorecidos por un clima escolar positivo, sintiéndose más satisfechos con su labor y reportando menos desgaste profesional (burnout).⁴ Ahora bien, ¿qué es el clima escolar?
De acuerdo con la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe de la UNESCO (2013), se trata “del clima de relaciones humanas que prevalece en las escuelas’.’⁵ Dicho organismo identificó tres dimensiones⁶ que inciden en aquél: 1) organización en el aula; 2) bullying y violencia escolar; y 3) convivencia entre estudiantes y profesores.⁷ Por otro lado, según el marco teórico de PISA (2019) relativo justamente al análisis del clima escolar, éste es un constructo multidimensional, puesto que involucra prácticamente cada aspecto de la vida en el centro educativo, e identificó, asimismo, tres esferas principales⁸ al respecto: 1) comportamiento estudiantil disruptivo; 2) enseñanza y aprendizaje; y 3) comunidad escolar.⁹
Antes de desarrollar los distintos factores según ambas organizaciones, cabe mencionar cómo consideran éstas un clima escolar positivo, toda vez que ése ha de ser el objetivo de cualquier centro educativo.
En primer lugar, la UNESCO lo entiende como la “organización profesional donde existe colaboración entre directivos y profesores, en la que participan las familias y los estudiantes, y en las que se promueve un trato respetuoso entre los niños y aprecio por los otros.”¹⁰
La OCDE, por otro lado, desde el marco teórico de PISA, considera que un clima escolar positivo es el ambiente en el cual “los estudiantes se sienten física y emocionalmente seguros; los docentes brindan apoyo, entusiasmo y atención; los padres de familia participan en las actividades de la escuela voluntariamente; la comunidad escolar está basada en relaciones sanas, respetuosas y cooperativas; y todas las personas buscan cuidar de las premisas de la escuela, así como trabajar juntas para desarrollar un espíritu escolar constructivo.”¹¹
Dicho lo anterior, vemos cómo un clima escolar positivo tiene que ver, globalmente, con un ambiente sano para la convivencia entre estudiantes, así como entre éstos y sus docentes, con el objetivo de que pueda llevarse a cabo un buen aprendizaje. Asimismo, se desprende que dicho clima es fruto de la cooperación entre estudiantes, padres de familia, docentes y directivos (lo cual realza el papel de estos últimos, toda vez que son quienes fungen como intermediarios entre los distintos actores escolares, así como tomadores de decisiones al interior de los centros educativos).
Retomando las dimensiones aludidas, según la UNESCO, son tres las que más relevancia tienen en cuanto al clima escolar:
- Organización en el aula: implica un manejo adecuado de la conducta de los educandos, así como un uso efectivo del tiempo (ambos responsabilidad del docente).¹² En un aula bien organizada, los estudiantes se sienten seguros y gozan de un ambiente favorable para su aprendizaje.¹³
- Bullying y violencia escolar: son los factores que involucran un clima negativo y, consecuentemente, que influyen perjudicialmente en el aprendizaje de los estudiantes.
- Convivencia entre estudiantes y profesores: representa la manera en la cual los estudiantes se relacionan con sus docentes y perciben su apoyo, trato e interés¹⁴ (dentro de lo cual hemos de considerar las prácticas docentes).
Por su parte, las tres dimensiones que identifica PISA en el mismo sentido se desagregan, a su vez, en tres factores que describimos y sintetizamos a continuación:
- Comportamiento estudiantil disruptivo: a) bullying; b) clima disciplinario (que el ambiente en las aulas sea propenso para el buen aprendizaje); y c) ausentismo e impuntualidad de los estudiantes.
- Enseñanza y aprendizaje: a) entusiasmo docente (que éste cuente con un estilo de enseñanza que motive a sus estudiantes para aprender, lo cual se encuentra asociado, de manera positiva, con un buen clima disciplinario); b) apoyo del docente a los estudiantes y prácticas de enseñanza (que los estudiantes sientan que sus docentes se interesan por ellos y que los impulsen a crecer académicamente); y c) comportamiento docente y aprendizaje (que haya calidad docente, en consideración a que ese rol es el factor más importante para el logro académico de los estudiantes en los centros educativos.¹⁵ En ese aspecto, un buen docente es puntual, no se ausenta, tiene disposición al cambio, atiende las necesidades de sus estudiantes, sin ser excesivamente estricto, y prepara sus clases).¹⁶
- Comunidad escolar: a) cooperación y competencia entre los estudiantes (cómo ambas modalidades influyen en los resultados académicos de los estudiantes, así como en su relación con sus pares); b) sentido de pertenencia a la institución (los estudiantes que reportaron tener dicho sentimiento obtuvieron, en promedio, mejores resultados en la prueba PISA);¹⁷ y c) involucramiento de los padres de familia en las actividades del centro educativo (de acuerdo con PISA, la seguridad y clima escolares, así como la reputación de la escuela, son los factores más importantes para los padres de familia al momento de elegir un centro educativo para sus hijas e hijos).¹⁸
De acuerdo con las dimensiones evaluadas por ambos organismos, podemos reiterar que, en cuanto a su influencia en el logro académico de los estudiantes, el clima escolar puede afectarlo tanto en un sentido positivo como en uno negativo. Asegurar que ocurra lo primero, por lo tanto, depende mayormente: a) de las buenas prácticas docentes en la enseñanza y del liderazgo directivo (ej. evaluando dichas prácticas en su personal docente o encargándose de asegurar que exista una buena interlocución entre los distintos actores escolares para fomentar un ambiente positivo, entre otras cosas); y b) de la mitigación de los factores que ocasionan un clima negativo (subrayadamente, la violencia escolar y el bullying).
En lo referente a esto último, se trata del principal factor explicativo del clima escolar negativo. Según datos de PISA, los estudiantes que reportaron haber padecido bullying obtuvieron hasta 21 puntos menos en dicha prueba (en lectura).¹⁹ Además, sienten menos sentido de pertenencia con sus escuelas e incrementan su ausentismo.²⁰ En suma, un clima escolar negativo no sólo impacta negativamente en el aprendizaje de las alumnas y alumnos, sino también en su salud mental y emocional. Al respecto, la UNESCO (2019)²¹ publicó un reporte en el cual consideró diversas mejores prácticas internacionales para frenar dicho problema en los centros educativos. A continuación, expondremos las que dependen de aquéllos y no de las autoridades educativas:
- Capacitar a los docentes para saber cómo lidiar con el bullying y la violencia escolar, así como cómo generar un clima positivo en sus aulas;
- Reforzar un clima positivo en el centro educativo y en sus aulas, a fin de brindarles seguridad a sus estudiantes y un ambiente propenso al aprendizaje; y
- Fomentar un acercamiento sistémico entre los diferentes actores escolares (directivos, docentes, padres de familia y estudiantes). Un ejemplo concreto de práctica exitosa tiene que ver con realizar consejos escolares anuales en los cuales participen representantes elegidos por dichos actores a fin de discutir sobre el contexto de la institución educativa, así como de cómo mejorar la convivencia.
En el IIDEAC, somos conscientes de la importancia que tiene lograr un buen clima escolar para potenciar el aprendizaje de los estudiantes en sus múltiples niveles, así como para asegurar que cuenten, unas y otros, con un ambiente que sea favorable para su autoestima y una convivencia sana. Por tal razón, hemos diseñado dos talleres, con varias décadas de experiencia y resultados comprobados, con los cuales las y los docentes pueden contribuir a fomentar un mejor clima escolar desde su labor en los salones de clase: 1) Motivación y disciplina en el aula; y 2) Formación de valores y gestión de la convivencia.
De la mano del primer taller, se actualizarán para incorporar en su enseñanza nuevos enfoques que potencien la motivación de sus alumnos, a fin de mejorar su aprendizaje; asimismo, adquirirán técnicas comprobadas para llevar a cabo una disciplina eficaz en las aulas, a la par de mejorar su relación con sus alumnas y alumnos.
Por otro lado, a través del taller en Formación de valores y gestión de la convivencia, las y los docentes podrán implementar estrategias y métodos pedagógicos para facilitar la vivencia en el aula, evitando actitudes negativas entre sus estudiantes y, al mismo tiempo, fortalecer su enseñanza en lo que compete a la formación de virtudes y valores en las personas más jóvenes.
Si les interesa conocer mayor información con respecto a ambos talleres, pueden consultarla en: https://iideac.edu.mx/capacitacion-docente/
FUENTES:
OECD (2019). PISA 2018 Results (Volume III): What School Life Means for Students’ Lives, PISA, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/acd78851-en
Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe, UNESCO (2013). Análisis del clima escolar: ¿poderoso factor que explica el aprendizaje en América Latina y el Caribe?
UNESCO (2019). Behind the numbers: Ending school violence and bullying. ISBN 978-92-3-100306-6
REFERENCIAS:
¹ UNESCO (2013), p. 5.
² OECD (2019), p. 36.
³ Ibídem.
⁴ Ibídem.
⁵ UNESCO (2013), p. 5.
⁶ Al inicio del artículo, señalan los investigadores que son cuatro dimensiones, pero luego engloban las relativas al “clima negativo” en una sola.
⁷ UNESCO (2013), p. 6.
⁸ Cabe mencionar que el reporte añade una cuarta, ambiente institucional, pero no la considera dentro del estudio en cuestión, concentrándose únicamente en las tres descritas. En cualquier caso, “ambiente institucional” refiere a la infraestructura de los centros educativos, su equipamiento escolar y otros indicadores organizacionales, tales como el tamaño de los grupos. (p. 36).
⁹ OECD (2019), p. 38.
¹⁰ UNESCO (2013), p. 5.
¹¹ OECD (2019), p. 37.
¹² UNESCO (2013), p. 10.
¹³ Ibíd., p. 6.
¹⁴ Ibíd., p. 13.
¹⁵ PISA (2019), p. 110.
¹⁶ Ibídem.
¹⁷ PISA (2019), p. 130.
¹⁸ Ibíd., p. 142.
¹⁹ PISA (2019), p. 46.
²⁰ UNESCO 2019), p. 8.
²¹ UNESCO (2019), pp. 48 – 50.
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