Desde la redacción.
En 2009, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) recalcó la importancia del liderazgo educativo como indicador de mejora en el aprendizaje de alumnas y alumnos, sentenciando que la función directiva “no ha evolucionado para tratar los complejos desafíos para los cuales las escuelas preparan a niños y jóvenes a enfrentar en el siglo XXI.”¹
Ciertamente, la función de muchos de los directivos de las instituciones educativas ha sido interpretada como un encargo meramente gerencial y, aunque una administración eficiente es necesaria para su correcto desempeño, es en sí misma insuficiente para asegurar el objetivo primordial de las escuelas: garantizar el aprendizaje de los educandos.
De acuerdo con la OCDE, son los directores quienes constituyen el vínculo entre docentes, estudiantes, padres o tutores, así como con el sistema educativo y la comunidad, en general.² Por tal razón, el papel que desempeñan tiene múltiples frentes: sí una administración eficiente de sus instituciones, pero también una correcta dirección académica —lo que igualmente implica habilidades interpersonales— y poseer una clara visión del horizonte hacia el cual ha de dirigirse la escuela. Para lograrlo de manera exitosa, han de formarse continuamente y, no obstante que así lo apunta la evidencia científica, por lo general no lo hacen.³
13 años después de que fuera formulada aquella preocupación por la OCDE, así como del parteaguas global que devino de la pandemia, durante la cual el manejo de las escuelas repercutió directamente, entre otras cosas, en la capacidad de los estudiantes para proseguir con sus estudios, cobra todavía más relevancia preguntarnos acerca del papel que deben asumir directoras y directores: más que administradores, ser líderes educativos. Si liderar es orientar múltiples esfuerzos hacia un objetivo, las y los líderes educativos son los encargados de encaminar a sus instituciones hacia uno muy concreto: que sus alumnas y alumnos cuenten con una educación que los prepare para la vida.
Al tenos de lo anterior, aunque su relación con los estudiantes sea directa, los directores influyen en su aprendizaje, toda vez que son quieres deciden «a que dedicar tiempo, atención y apoyo» en las escuelas»⁴. De hecho, como lo han comprobado múltiples estudios, el liderazgo directivo constituye el segundo factor que contribuye al aprendizaje de los estudiantes, sólo tras la labor docente⁵, y explica el 25 por ciento de los “efectos escolares”; esto es, “la capacidad que tienen los centros educativos para influir en los resultados del alumnado”⁶. Aunado a esto, la investigación también ha demostrado que el liderazgo educativo desempeña un rol significativo en lo que compete a la mejora de las escuelas que enfrentan dificultades y que, aunque son varios los aspectos que influyen en su resolución, surgen mayormente de la mano del liderazgo escolar⁷. Por si fuera poco, son los líderes educativos los únicos que pueden garantizar que su planta docente esté alineada con base en los valores y virtudes que también han de transmitirles a los educandos⁸: más allá de los conocimientos académicos y profesionales, aquéllos que contribuirán a su desarrollo como personas e integrantes de la sociedad.
Más recientemente, el informe Liderazgo escolar para el aprendizaje, llevado a cabo por la OCDE, en 2016, con base en el Estudio Internacional sobre Enseñanza y Aprendizaje (TALIS, por sus siglas en inglés) comprobó, una vez más, que dicho liderazgo repercute directamente en el desarrollo del aprendizaje en todos los niveles educativos⁹ e, igualmente, concluyó que:
Un posible método para potenciar el liderazgo educativo es a través de una formación orientada a los directores y centrada en esta área [el liderazgo escolar]. Al fomentar que los directores estén al día sobre los avances en su campo mediante formación interna, cursos de liderazgo y actividades de desarrollo profesional, se potencia la concienciación de su rol como líderes escolares.¹⁰
Apenas este año, dos académicas recalcaron que, aunque la investigación sobre liderazgo educativo se desarrolló en el mundo anglosajón a lo largo del siglo XX, no fue sino hasta los años noventa cuando se introdujo en Hispanoamérica.¹¹ Con ímpetu pionero y vanguardista, el Instituto de Investigación para el Desarrollo de la Educación (IIDEAC) arrancó, desde 1984, su programa de Especialización en Dirección de Centros Educativos, cuyo punto de partida fue uno solo: una mejor calidad de educación comienza con buenos directores en las escuelas; líderes que, además de contar con la vocación que requiere toda labor educativa, se actualizan y se forman con las mejores prácticas para asegurar la eficiencia de la institución escolar y, sobre todo, para llevarlas hasta las aulas, en beneficio de sus estudiantes. En otras palabras, en IIDEAC nos adelantamos a la conclusión que, más tarde, plantearía la OCDE como un requisito indispensable para potenciar la labor de los líderes educativos.
Para más información acerca del programa de Especialización en Dirección de Centros Educativos, que iniciará en septiembre, pueden consultar el siguiente enlace:
https://iideac.edu.mx/wp-content/uploads/2022/07/Kit-Especializacion-2022-2023-18072022.pdf
Referencias
¹“Mejorar el liderazgo escolar: herramientas de trabajo”, OCDE, 2009. Disponible en: https://www.oecd.org/education/school/43913363.pdf
² OECD Data: School Principals. Disponible en: https://data.oecd.org/teachers/school-principals.htm
³ Mulford, Bill, School Leaders: Challenging roles and impact on teacher and school effectiveness, OCDE, 2003. Disponible en: https://www.oecd.org/education/school/37133393.pdf
⁴ BOLÍVAR-BOTÍA, ANTONIO ¿Cómo un liderazgo pedagógico y distribuido mejora los logros académicos? Revisión de la investigación y propuesta. Magis. Revista Internacional de Investigación en Educación [en línea]. 2010, 3(5), 79-106[fecha de Consulta 10 de Agosto de 2022]. ISSN: 2027-1174. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=281023476005
⁵ BOLÍVAR-BOTÍA, ANTONIO ¿Cómo un liderazgo pedagógico y distribuido mejora los logros académicos? Revisión de la investigación y propuesta. Magis. Revista Internacional de Investigación en Educación [en línea]. 2010, 3(5), 79-106[fecha de Consulta 10 de Agosto de 2022]. ISSN: 2027-1174. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=281023476005
⁶ Hernández Castilla, Reyes , Murillo Torrecilla, F. Javier EFECTOS ESCOLARES DE FACTORES SOCIO-AFECTIVOS. UN ESTUDIO MULTINIVEL PARA IBEROAMÉRICA. Revista de Investigación Educativa [en línea]. 2011, 29(2), 407-427[fecha de Consulta 10 de Agosto de 2022]. ISSN: 0212-4068. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=283322847010
⁷ Executive summary How leadership influences student learning. Kenneth Leithwood, Karen Seashore Louis, Stephen Anderson and Kyla Wahlstrom. The Wallace Foundation, 2004. Disponible en: https://www.wallacefoundation.org/knowledge-center/Documents/How-Leadership-Influences-Student-Learning-Executive-Summary.pdf
⁸ Bush, Tony & Glover, Derek. (2003). School Leadership: Concepts and Evidence. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/252485640_School_Leadership_Concepts_and_Evidence
⁹ Liderazgo escolar para el desarrollo de comunidades de aprendizaje profesional. OCDE, 16 de septiembre de 2016. Disponible en: https://www.oecd.org/education/school/Teaching-in-Focus-brief-15-Spanish.pdf
¹⁰ Liderazgo escolar para el desarrollo de comunidades de aprendizaje profesional. OCDE, 16 de septiembre de 2016. Disponible en: https://www.oecd.org/education/school/Teaching-in-Focus-brief-15-Spanish.pdf
¹¹ Manríquez Gutiérrez, Katherine; Reyes Roa, Malva. Liderazgo educativo: una mirada desde el rol del director y la directora en tres niveles del sistema educacional chileno, Revista Educación, vol. 46, núm. 1, 2022. Universidad de Costa Rica, Costa Rica. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=44068165028
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