Daniel 12:3 

Los sabios resplandecerán con el brillo de la bóveda celeste; los que instruyen a las multitudes en el camino de la justicia brillarán como las estrellas por toda la eternidad.

Existen personas eruditas, personas sabias, personas que buscan hacer el bien, personas con inteligencia brillante y personas con habilidades sociales muy competentes.

El caso de Carmen, es el de un ser humano tan  completo, que poseía todas estas cualidades.  

Dotada de una inteligencia especialmente brillante y estudios que le facilitaron la erudición, supo desde muy temprano valorar más la sabiduría y buscarla. Poseedora de una sólida formación católica y filosófica, sabía bien que nada da más sentido a la vida que el buscar el bien para los demás y que uno de los más grandes bienes que pueden hacerse a un ser humano es “formarlo” “educarlo” y posibilitarle así un mayor desarrollo como tal.

Cuando una persona con tantas cualidades, pone sus talentos al servicio de los demás, el legado es grande y se convierte en una bendición invaluable. Personalmente siempre estaré agradecida con ella y con Maru Acevedo, su inmejorable mancuerna por todo el bien que han hecho a la educación en México. Este México nuestro, tan vejado en el ámbito educativo, tan maltratado a causa de intereses, muy alejados del bien común.

Es un gran gozo, desde luego pensar que  Dios otorgó innumerables talentos a nuestra querida Doctora Cervera y ella realmente los puso al servicio de una causa noble, que les hizo fructificar, por lo que  en el cielo le aguarda el recibimiento que  el Señor anuncia:  “Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” Mt 25: 14

Seguramente entre las muchas, muchísimas personas que tratamos a Carmen Cervera, podríamos reunir, miles de anécdotas y detalles que servirían para dibujarla.  Como   esa facilidad suya para corregir y hacerte sentir edificado, aún cuando te mostrara tus errores. Su estrategia, en esto,  es una de tantas cosas que le aprendí. Ella, sin faltar a la verdad,  hablaba  primero de tus cualidades y luego de tus áreas de oportunidad, para luego mencionar todo aquello que seguramente eras capaz de lograr. El resultado era un sentimiento gratificante y motivador, sin desconocer aquello que era necesario mejorar.

 Carmen era una maestra en las habilidades sociales, su aura de Doctora no le impedía mostrar- con sencillez y cordialidad- al ser humano que era, mostrar afecto, mostrar cercanía e incluso admiración hacia los otros. La admiración que inspiraba y la cercanía , cordialidad y afecto que prodigaba, la hicieron siempre,  entrañablemente querida por sus discípulos y alumnos.

Siempre se movió como pez en el agua entre la gente y fue capaz de franquear con éxito las puertas de grandes CEOs para lograr apoyo o establecer una sociedad, si era necesario.

Más allá de todos títulos, libros, premios y honores,  que forman parte de su currículum y de los que seguramente se hablará, en las semblanzas que se le dediquen, yo me quedo con la persona capaz de vencerse a si misma, para ser humilde, para ser obediente dentro de un trabajo en equipo, la persona que eligió buscar el bien, la persona que supo mostrar afecto y cercanía y sobre todo, con la mujer que  un día decidió poner todas sus capacidades al servicio de los demás seres humanos y enseñarles, como dice la Biblia, el camino de la justicia. A ella llevaré siempre en el corazón y a ella le digo, ¡gracias, gracias, gracias!